...Caigo en mi instinto:

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No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

martes, 26 de mayo de 2009

El Asesino de los Cisnes :

El asesino de los cisnes

En la rústica capa de sus plumas, acariciaban los aires desde su pupila. Alas grisáceas llenas de odio y temor omnipotente; lleno de sueños y lagos durmientes.

Pronto su capa desvanecía el temblor de sus laceas plumas, perseguidas escapaban de aquél cuchillo tan brillante y filoso. Tras la velocidad de la pradera, las flores rosadas y el lago ferroso; hablaban con los cielos de un lago de porcelana, temido del quebraje de su atmósfera y de su propio placer acuoso. La tempestad iba tan rápido tras su cola infinita, comenzaron así a resbalar como vaselina de almizcle, flotaron sobre arco iris, volaron como cisne escapando del asesino. Sus plumas eran testigos únicos de aquel homicida, esparcían su piel sintáctica sobre el suelo de líquido magnético, esparcido así sobre toda la ciudad del lago quimérico…
La ignorancia de júbilo absortó en la cúspide de la hoz del cisne hostil; quien volaba como nunca, quien navegaba como fragmento de hoja otoñal; gemía y susurraba tras la danza perfecta de ojos ciegos, y manos sin piel, dedos sobre el umbral de su cabello… él estaba allí, esperándolo.
La impotencia entre las palabras y el deslizamiento de su infinito pasaje abismal, hizo entrada al encuentro. El cuchillo voló como paloma europea, como lanza americana; hizo que cayera la entraña voladora entre cada partícula de aire esparcido, los glóbulos turistas en el viento, gimoteaban el encanto; irónicos congelaban el hostil discurso entre el cisne y el cuchillo, tras su segundo refulgente que duró su ultimo respiro. Respiro imposible de repetir, y el vuelo paró, el cisne se detuvo en la tropósfera, la biósfera explotó su más íntima posesión de angustia; el viento dejo de ser viento, y la explosión dio paso al discernimiento.

-Ya es demasiado tarde-
Murmuró la naturaleza.

6 comentarios:

Logan y Lory dijo...

Tienes una forma espectacular de utilizar la palabra y este relato bien podría formar parte de uno de los cuentos de Poe.

Realmente soberbio.

Un abrazo.

silvia zappia dijo...

Y el discernimiento dio paso a mi mudez, al asistir a la explosión, ál ávido cuchillo, a las plumas cercenadas, a la naturaleza que llega tarde.

Como siempre, genial, mi amigo.

Mil besos!

jazz dijo...

hola

que manera de plasmar buen ritmo, tono, me encanto.

La tempestad iba tan rápido tras su cola infinita, comenzaron así a resbalar como vaselina de almizcle esr me encanto.

espero seguir leyendote.

saludos

y gracias por pasar

Juana Macías Moreno dijo...

ya es demasiado tarde...es como una metáfora de lo que está ocurriendo en el mundo, pero esperemos que ese cuchillo se detenga. Espléndido, y como dice Rayu me suelo quedar muda con tus textos. En realidad siempre me resulta complicado comentarlos, son tan complejos tan hermosos que me parece que me quedo corta.

Un gran beso.

JuanSe... dijo...

wow... y yo escuchaba esa melodía que tocaban el cuchillo y el cisne al encontrarse, juntarse y morir uno y actuar el otro...

pasá por mi blog, tenés tareita...

un abrazo

iotalamda dijo...

Y el cisne se muerio. Me pregunto que siente un cisne cuando es atravezado por un cuchillo, o que siente el asesino cuando ve caer al cisne. Deben de ser sensaciones diferentes pero deben de tener algo en comun.