en días como estos me quedo sin zapato y memoria.
¿qué queda del peso de la sal en las olas?
por más que miro la luna, no hay sombra en mi alma.
he dejado sepultada la siembra en las ventanas de mi corazón
por si viene el viento a formar remolinos de pájaros pacíficos.
¡estoy observándote, mar, deslizándote sobre mi cuerpo imaginario!
¿acaso no eres tú, y yo tu viento, los que llevamos al infinito nuestro barco?
un sinfín de aleteos en la aurora veraniega,
con las pupilas dilatadas de asombro parsimonioso.
tu voz me ha hecho agua en mis dunas desérticas,
espero que el tiempo no nos olvide, el horizonte al sol espera.
"todas las flores en su tiempo giran hacia el sol"
y la noche es escenario de obras maestras.
aparece nuevamente esa luz explosionada hacia mis interiores,
invadiendo la materia obscura de mis oyentes eternos.
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