Porque necesito ir devanando mi tiempo
me arropo de las capas de una acuarela árida.
Acostumbradas a las flores,
las mariposas han salido a cazar mis sombras.
Entre tanto negro acumulado,
he acabado por romantizar el avanzar de mis horas;
como remolinos en el cielo,
se atesoran en las bodegas de mi mueble interior.
Serás capaz de esperar el eclipse en mi ciudad inoculada?
La voracidad de la noche terminará con mi cielo pueril,
mas tu universo siempre estrellado como casa sola
acabará por rebalsar mi noche siempre llena.
Por si acaso gana el silencio,
he de recordar la música del viento salir de mi boca abierta.
Hay átomos a punto de explosionar en el cielo.
La felicidad y la tristeza se funden en mi paisaje abrumado.
Me encuentro en el encuentro de dos almas;
tú desdoblado, yo, musitando entre puertas abiertas.
Acaso sabes el camino de este sueño estrellado, luz inquieta?
Pruebo tu dulce boca. Ay! Emites lucecitas como láctea aurora.
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