...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

jueves, 27 de noviembre de 2014

heroísmo del ser


Dando saltos sobre el ardiente césped del paraíso, me encontré con el grito de la lluvia en mi interior; pareciera que mi cuerpo se fuera cicatrizando con el agua ácida de la lluvia. Me fui adentrando en este paraíso desoxidado y lleno de bailarinas viejas; era yo y mi rostro, dos seres apartados subiendo una vertiginosa ladera verde, mi güata estaba hinchada con mariposas danzando dentro de ella. Apareció una vieja dando gritos, mi cuerpo fuera de mi casa, más afuera que el viento, contando monedas bajo la lluvia. Había un sonido, de lluvia distinta; de leche y habían perros que disfrutaban de la leche y danzaban como humanos bajo la lluvia de leche junto a mi rostro. hay lluvia no en todas partes, y las viejas junto a los perros con sus hocicos de perro hacían gárgaras de leche en sus bocas, esparciendo la lluvia hacia todo el espacio existente. Hay espacio, un estrecho espacio, sin embargo en mi ojo ciego se agranda la esquina de la calle, y se profundiza; salen de ella multitudes de seres danzantes, y no hay cabezas en sus bailes. Me metamorfoseo, hay un gesto del tiempo que esta dormido, y subjetividad en sus movimientos. Homoeróticas y casi bestiales se besan perros y hombres y viejas y yo, danzantes, generamos una circunferencia que se agranda de más y más seres danzantes, mi respiración se agita como alas de colibrí hambriento, y mis píes aún firmes quieren desvanecerse. Las viejas comienzan a quebrarse sus huesos como en un festín gótico y los perros les observan con pavor de animal racional y expresivo. La tonalidad del paisaje se enrojece junto a la leche que fermenta por el sol, y las viejas y yo y los perros seguimos la danza menos mi rostro, con un aparente sufrimiento y temor, con aplausos, de manos y píes, con estruendo de huesos, y música, fuertemente la música.  

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