...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

martes, 18 de agosto de 2009

Trásfuga .

Se hace tan difícil recrear. Es como la escena en que toma la mano, y esta se difumina entre el polvo que fluye de las orejas. No son caballos de mar, ni el pequeño jabalí que desaparece en el desierto, son palabras que admiten el fulgor más sensible de toda sinfonía que muere.

Lo que se es que mezcla color, pasión. Mezcla abrazos y buenos suspiros. La necesidad de poseer el sol y tragarse el cielo, de gastar la arena y derretir los ríos que nos hacen caer en la movediza lava de lágrimas rojas.

“Estoy acompañado de la impotencia que escolta el caminar de los faroles de mi plaza, caminan como ratas a la velocidad de la luz, rápidas como el pestañar y cerrar los ojos por el asombro de la tierra. Afortunado soy de no cortejar la soledad y el abismo, afortunado de no vomitar el espectro náufrago de infantes sollozos. Entre el vuelo, el pasadizo me resbala el agua de la lluvia, los lobos gritan y expiran torrenciales, las casas flotan y sostienen las ramas de mi boca. Mi palidez es asombrosa, espanta pájaros que deambulan en
mi garganta; es mi enfrío, es mi enfermedad que madura entre los largos caminos, como el cabello que cae de mi barba.”

Floto debajo del reflejo de mi voz, grito sobre el aumento del instinto que madura; estoy flotando sobre lava movediza, que poco a poco transforma mi cielo en el rojo eléctrico que electrocuta mis inútiles pasos, y la marea cae sobre el farol y la ciudad se derrite… Yo ahí en medio de las olas chocantes, estoy al punto del ahogo que definirá el estado de mi postura… como árbol soplo contra el viento las hojas, como ave rompo la madera fúnebre de mis manos.

Me decido entre céfiros del oeste, entre el piélago y la tierra fértil que me llama. Oigo el grito de los suelos, siento la fuga lúgubre de un motor de plantas, que explota entre el eclipse de mi estancia maniática. Estaba entre la espalda y mi pared que sucumbe entre sollozos; pues el arbusto se ha podrido y mi voz se ha acabado…

…Me he callado entre mar y lava, síntomas y reflejos heterogéneos que navegan sobre el mar de mi duda, y que al fin alcanza el temor que muere, pero también se destruye.

9 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Pueda que salir corriendo y cambiarnos de acera sea lo más fácil en un momento puntual, pero al final siempre se acaba pagando caro.

Saludos

silvia zappia dijo...

Afortunada soy por conocerte y leerte...

Mil besos,amigo!

silvia zappia dijo...

Vuelvo para decirte que en la pared derecha de mi casa hay algo para vos.
Un abrazo!

Unknown dijo...

el arbusto se ha podrido y mi voz acabado...

como siempre muy profundo, un gusto leerte...

fgiucich dijo...

A pesar de todo, la vida continúa. Un buen texto. Abrazos.

Eduardo Galleguillos Castro dijo...

Tantos viajes amigo, cada cual visiona su experiencia y la plasma en acuáticas y naturales palabras.
Con cual negrura, con cual sabiduría se plasma un viaje de neuronas; un olvido, un recuerdo… un golpe en tu tierra fértil.

Nada mas que decir, siempre es grato leerte.

Mañana “Paranal” :*

PD: Recuerden visitar la cultura: http://esenciapatrimonio.blogspot.com , sus amigos CROMOSOME Y VOLUMEN.

Juana Macías Moreno dijo...

La vida con cuanta intensidad la sientes!como entras, captas, miras y VES! Me gustó mucho.

Un gran beso, genio.

Anónimo dijo...

Muy bueno. Me gusta.

Anna Bahena dijo...

ahora soy yo la que me voy flotando bajo la voz de tus palabras..

hermoso texto.

Anna.