En el rincón sin límite, están mis prejuicios. Enfermos de explosiones, cayados y traumados. En el sitio inyecciones y psicólogos, caletres, y otra vez explosiones. Problemas, hoy no. Azul potente en el cielo de gaviotas y el reflejo de la arena y el mar… mi madre corriendo tras el viento, desértica y mareada, hoy no más problemas. Insomnio verdadero, entre plantas, miles de respuestas y fragmentos que no pasan, en vez de succionarlo con el aire, vuelvo a inyectar el líquido.
-Hola, otra vez, una ambulancia por favor.
Pasivo en el entorno presiono el cerebro en busca de otra respuesta, concentración para explotarla, obligados a correr. En la clínica, lluvia y trueno, visiones intermedias, he creado la bomba de lealtad, para socorrer la ambulancia, y al fin, alcanzar la ficticia velocidad. Lluvia y fuego, artificiales en el espacio tiempo.
-Hola, otra vez, ¡Una ambulancia por favor!
Preparada la vena, explotan glóbulos de bacteria y tempestad. En la cama con mangueras simétricas, tangentes y sábanas blancas; pijama atado con mariposas terciopelos; cubren mis manos, electrochoque y umbrales vertiginosos.
Preparados para que llegue…
Al fin, la ¡maldita ambulancia!
Al fin, la ¡maldita ambulancia!
4 comentarios:
No se me hubiese ocurrido poner el título al revés.
Genial como siempre, grandes descripciones; aunque siempre le he tenido un pánico infantil a las ambulancias. No sé porque.
Que estés bien. (:
Vertiginosa tu mente que plasma palabras de de sangre a raudales... que acallan el sonido de las ambulancias...
ABRAZOS
Golpes de luz nos sacan del espaciotiempo y nos trasladan a un lugar más allá de todo lugar.
Y la ambulancia llega...
!laineG
y si el sonido de la ambulancia es solamente un inalcanzable y yo me desangro en una cama, esperando que ella llegue, promesas, solo promesas encuentro en sus frases, es la telefonista como aquella que juró amarme, es tan falsa, que ya prefiero estar solo, y morir aqui acostado, que creer en lo que dice y esperanzarme con un mañana.
un abrazo...
está espectacular.
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