...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

sábado, 11 de abril de 2009

Ominoso Bosque:



Resplandece el recelo de los frutos, cuando el infausto sosiego del karma aparece en toda consciencia. Se elevan las hojas de otoño, y la troposfera desaparece por completo. Su hálito se asienta, de aroma muy idéntica al amanecer, pero no, no confundamos al cielo, con gotas de metal funesto. Este tiene aspecto odioso y repugnante, pero inspira algo tan vago a la sinfonía de la retaguardia, a frutos secos y putrefactos; la niebla comienza a expedirse. Inyecta la oscuridad en las piedras calientes de miedo y espanto, cuando se elevan las flores, rompen sus ovarios, y la esencia cambia por completo, los mares inexistentes aparecen, el miedo fluye, la conciencia explota en su más íntima posición de cordón umbilical, se enreda en su lengua retardada. Hasta la más ínfima gota de polen adormecen mis sentidos, pierdo la vista, y el letargo se duerme en melodía, pierdo el olfato, las flores descansan de mi abuso artificial; se duermen y mueren. El magma de mis ojos guarda la posición de mis pecados; los cuervos buscan el auxilio, pero la bomba es la misma mirada tóxica de dos torres que caen hacia el vacío; mis orejas rompen el sentido de toda física oculta, y parricida en sus miradas. Luminoso es el rescate del fuego, que abrumado encuentra su refugio entre las hojas, se prepara para navegar por todo el fruto, se expande entre sus entrañas, llega al monte, sigue en su incéndico sentido, hasta alcanzar su mas rotunda mirada; de odio y empatía, su grado máximo y umbral al crepúsculo, sigue en su eléctrica dirección hacia el sentido nocturno. Los pómulos organizan la niebla y comienza la explosión, el mineral se hace hurto con el viento, los frutos caen y explotan en su miserable hueco de hondas profundidades, el cuervo lamenta la pérdida, pero no se ha consumido todo. La raíz conserva su esencia, el agua su infante frescura, ha guardado su recio resumen de letras y hojas secas, ha conservado la esencia, para volver a crecer en su más hondo fatuo de naturaleza muerta, pero vivaz, recóndito clamor de aguaceros durmientes, pero activos a la reacción sin placidez; rebeldía de un abismante bosque; de bocas calladas, ladrón de sentidos omnipotentes.

7 comentarios:

Juana Macías Moreno dijo...

Si tuviese que elegir una frase, no sabría cual, hay en ellas tanta belleza que me pierdo. Es un canto a la vida lleno de imágenes, de sugerencias, es un clamor que me transporta. Te felicito.

Un gran beso genio.

silvia zappia dijo...

Cuando la naturaleza explota violenta en tus palabras,el universo debe silenciarse.



Un gran beso!

Logan y Lory dijo...

Es la primera vez que entramos a este blog. Y lo hemos descubierto a través de Brancalúa.

Tu prosa nos apabulla y nos deja con un desconcierto entre lo real de tus palabras y el sentimiento hecho metáforas.

Volveremos porque nos has impresionado.

Un cordial saludo.

Bëłi§ dijo...

Lindo blog, pero más más la esencia de lo que escribes.

Grazie por pasarte :)

Saludos ^^

Psicodélica dijo...

Hay tanto por descifrar en tus palabras...:)

CeLeS! ~ dijo...

Puedo escuchar el silencio y ver el bosque. Y allá debajo ver la savia en las raíces que esperan...

Genial!
Besote!

rodri dijo...

Compañero, tras un período de ausencia obligada, vuelvo a a tu bosque mágico de palabras.
Abrazos