Y mi piel capturó el aroma.
Se ha caído la risa… Sonámbulo navegan por el viento que cicatriza en sombra tras la navegación de mi piel. Oscilante paso por los árboles –se enciende la luz, cuando el vuelo de la esencia retumba mi pasión inequivalente, impulsada; era yo de forma mucho más acertada y eficaz. Mi máquina extraña saturaba el céfiro que frotaba cuan lágrima, y en metamorfosis capturaban las partículas que dimensionadas absorbían el minúsculo fulgor de mis sueños. Lo más importante ya era pasado, lo ineficaz ya estaba llegando, la convulsión danzó, lo polar ya llegó al presente… en víspera y nebulosa ha de tocar mi puerta. Elevados todos, en público y ruptura, el gozo de las manos alcanzaban la lujuria, el cansancio y el letargo ya hacían de las suyas al bostezo, era una fiesta en mi garganta.
Se ha caído la risa… Sonámbulo navegan por el viento que cicatriza en sombra tras la navegación de mi piel. Oscilante paso por los árboles –se enciende la luz, cuando el vuelo de la esencia retumba mi pasión inequivalente, impulsada; era yo de forma mucho más acertada y eficaz. Mi máquina extraña saturaba el céfiro que frotaba cuan lágrima, y en metamorfosis capturaban las partículas que dimensionadas absorbían el minúsculo fulgor de mis sueños. Lo más importante ya era pasado, lo ineficaz ya estaba llegando, la convulsión danzó, lo polar ya llegó al presente… en víspera y nebulosa ha de tocar mi puerta. Elevados todos, en público y ruptura, el gozo de las manos alcanzaban la lujuria, el cansancio y el letargo ya hacían de las suyas al bostezo, era una fiesta en mi garganta.
Desmedrada y húmeda la saliva tocaba gravedad, áspera y sospechosa, pero siempre luminosa resguardaba la alcantarilla en mi boca, rodeaba los gritos desde lo profundo, era un escándalo inexplicable. El sonido de los buitres y el caletre fundido era la máxima expresión y luminosidad, era el arte capturado de la escultura del universo, ni estrellas, ni Júpiter, era yo gozando el aforismo de la luminosidad y rigurosa carpanta desde la orilla de la frente, grasosa y extirpada; era yo en mi máxima lujuria.
Cicatrizada la magenta, mis pies estaban preparados para el susurro más profundo de un proceso arsénico, lo idóneo para lo inhóspito, y la experiencia para lo fútil. Los sospechosos se rasgaban el ombligo para la escena insignificante… pero yo siempre en el abismante espectro de mi situación de lujuria, siempre preparando gargantas y bolsas de sapo nauseabundo. Yo estaba completamente atiborrado para una catarsis y violentos céfiros de muertos cerebros.
7 comentarios:
un texto verdaderamente catártico. Un placer leerte.
ABRAZOS
Desde el gozo de mis ojos al leerte, desde mi piel capturando el aroma de tus letras, te saludo.
Genio!
muchas gracias por pasar!
me encanto! tu blog!
tu letras y tu forma hablar en ellas...
muchos saludos!!
Muy ingeniosas tus legras y creando buenas imágenes. Un placer leerte. Te felicito.
Hay algo para vos en mi blog. Date una vuelta.
Después vuelvo a leerte!
Capturaste el aroma, la imágen y la palabra. Catártico!
Un beso!
Los textos catárticos son -normalmente- dificiles de escribir -y para algunos- de leer.
Y este me ha gustado mucho, hay tantas palabras, tan bien unidas...
Saludos. (:
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