...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

jueves, 22 de enero de 2009

Baterías...

...PARA ENTRAR A TU HABITACIÓN.
Sin sentido de ironía, diría que mi amuleto perfecto de analizar mi libro personal es el vientre raíz que me vio mis ojos al nacer. El viento sopla en mi mente, y recorro tu entorno de lágrimas, que rompen el ciclo de aquél. Son tantas las instancias que recorrimos juntos, tal cual el paraguas sostiene la lluvia –Balbucean las ratas- Quiero dormir en tu falda, sin fronteras quiero respirar, y tu eres mi inhalador, anestesia, y sin frenesí ambulas en toda mi área. Sus cuatro décadas y noveno año es la esencia de mi década y mi séptimo almizcle. Porque los años pasan y tu rostro conserva la esencia de niñez. Tanta importancia le das a tu recorrido y viaje nocturno –que de hecho aun te queda por recorrer largas hectáreas de pólvora y hielo, anís y voluntad-, que ya tu sentido de vida lo nombro como: perfecto. Es admirable, mis lágrimas que recorren mi cola de rata –aun sin querer- la alegría quizás. Doméstica, paranoide y metáfora eres en mi amnesia, siempre perteneces en mi historieta casposa y arrogante, siempre la persona lisonjeadora; pero el lastre de mi permanencia distribuye la batería para tres hormigas filosóficas de tu libro memoria, de tu piel-canela, de tus ojos almendra. Ya es hora de que tu voz se haga rastro de esta lluvia ácida y dulce a la vez; nuestro pensamientos son sangre y corpulenta amistad de palabra, y quisiera que tu sonrisa sin años de retrate en este cuadro sin batería ni luz propia; en este pegaso irónico que innovo hacia ti; hasta mañana, que ya tienes un día de nacer… en 1960.

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