Sobre los deseos que corrigen mi mente
ha salido a caminar el humo de mi cigarrillo nocturno,
en cuya boca va corrigiendo las palabras
de aquellos poemas que marcaron mi existencia.
El paso de aquél humo tóxico es pausado,
Lleva en su espesor desnudo
Los exabruptos de un mar escondido
Y de una lluvia traicionera,
Lleva en sus zapatos
El recorrido fugaz y constante
Del paso de la inconsciencia a la consciencia.
El presunto cigarrillo ha caído dormido
sobre el atípico camino de las penas,
en instantes se ven pasar alrededor de él
ciegas ovejas que llevan cuchillos en sus lenguas
y hormigas en sus ojeras malditas,
le gruñen dormidas al pobre cigarrillo,
pues testarudas siguen el camino
automático de aquél humo vespertino.
El humo y el cigarrillo siguen ahí
Despertando la marea fugitiva,
Separándose a cada instante
El uno del otro…
Me siento consumido
Me siento caminante
Me siento volador
Trastornado incipiente.
Me siento consumido
Entre paredes consumidas
Y nubes y árboles consumidos
Sin embargo sigo mi camino
Sigo caminando,
Y el humo y el cigarrillo,
Y mi consciencia y mi inconsciencia
Siguen separándose a cada instante,
Constantemente.
Ha amanecid o.
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