...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

miércoles, 8 de abril de 2009

Aguas Negras:

Montañosas son las algas que cuelgan
Desde el profundo océano, y desértico mar de salobres
Ardientes de sol y céfiros que encantan en angustias.
Se ha perdido el vuelo, ha nacido un vuelvo
Que habla de mapuches
Y criaturas indecibles;
El Trauco que satura su mazo,
Cicatrizado de sangre y mordisco
De copíhue y cáscaras de nieve;
Desde la cordillera negra,
Y las aguas suculentas.
Acéfalo y holgazán navega El Caleuche,
Desde niebla oscura, y metal podrido
En peces y velas grasientas y agitadas
Por el vapor de ballenas y pingüinos sin habla;
Pavorosos y delicados por el clima nocturno,
Helado y sin admonición.
Nace desde la mina,
La amnesia de un pueblo lejano al fragmento,
Moáis que hablan de crepúsculos,
Nosotros parasitados implicamos libertad
Sin más oponernos a la salvación natural.
Caen desde las tertulias de sangre araucana,
Los mazos de espantapájaros; es mi libre albedrío,
Murmuran con los Indios que invaden su morada,
Invaden los infiernos para capturar su palabra.
Nace el blanco desde el continente infinito,
Nacen las caras borrosas y humeadas
Con estiércol y anatemas
Que oscilan justo a pechos e infantes
Inmoderados.

3 comentarios:

JuanSe... dijo...

un bonito recorrido por tal vez una libertad que hoy nosotros, los seres de ciudad buscamos, donde vemos y creemos que nuestras culturas y tradiciones son eso que vos decís... "AGUAS NEGRAS"... pero que realmente nos enseñan la verdadera armonía que debemos tener con nuestro mundo...

un abrazo

rodri dijo...

compañero, eres un digno sucesor de la gran poesía chilena...huidobro, neruda, linch, rosamel del valle, mistral...y tantos.
Enhorabuena...
BESOS

silvia zappia dijo...

Genial,Cromosome!Tus criaturas indecibles me hacen contarte que, de este lado de la cordillera,tuve un tatarabuelo al que llamaban Lucero.

Un gran abrazo,hermanito!