...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

viernes, 13 de marzo de 2009

Camino de Sonámbulos:



Como caí por primera vez, en manos de un señor con vestimenta blanca y olor a estiércol vencido. Su vestido era color madera y su sonrisa era de esquina a esquina, tras conducir y cortar un cordón de alta hospitalaria. Sonámbulos los demás síndromes me recibían, yo quizás contento, no lo sé, pero tenía angustia, mi voz era quebrada, las palabras balanceaban la raíz de todo un poema, bullicioso, pero era lo que yo comprendía, el grito profundo de un alma recién nacida.

¿Porqué es necesario que tenga que pasar tanto tiempo para parar el llanto?; las pupilas se me hincharon, el aire era limpio, mis pulmones agrandaron mi piel, mis músculos movían la lluvia y el liderazgo era cada vez mas amplio… aprendí por ejemplo que al caer, debía sostener mis manos contra el suelo, luego comprendí el porqué de la gravedad, Newton era mi ídolo, le creía, le entendía, le lloraba, le besaba, era gratificante.

Porqué tan rápido deben caer los pétalos, si todavía no es otoño en mi cuerpo, porqué la plasticina es tan homogénea en mis musgos color plata, el océano sigue igual, y yo carezco de copos de nieves, sonrisa no perfecta… pero aun no le veo el ojo al espejo. Mi máscara está ubicada en simetría con mis arrugas, sin embargo mi almohada cada día deja mas semillas como recuerdo de mi primer diente. Es lindo… hasta ahora he aprendido lo joven que soy, las vida que queda en camino sin silueta, luego de emprender al universo externo, mental, próspero y con la naturaleza intacta, sin muertes ni rosas blandas, sin miedos, ni moscas en la cara.

El camino está oculto, curiosidad no tengo, vendo mis órganos como placer en mí mismo, las decisiones fluyen en mi boca, que saco con fluido de gritos agónico, me escucharan desde el cielo. Solo él es el que recibe mi pregunta, y él es el que caerá como paloma en agonía, sin plumas y deshuesada.

Increíble no es ver la fotografía derrumba desde el cerebro, ni ver las patas del ornitorrinco, increíble es la ignorancia desde los pueblos ocultos, desde los lugares finitos, la democracia desvanece el fragmento desde la azotea… A mis diez y siete, el viento frota cada vez mas rápido, me encajaría imaginar como frotaría después, la aurora sería el complot con la atmósfera, gozoso sería es el ver más allá, pero el día infinito, cae cuando el crepúsculo deja de mirar hacia el fin, y es el fin al que debemos permitirle que nos mire, por darnos una señal de lo prohibido y de alguna vez sepultar la inmensa realidad mohína que cubre esta indeleble capa de océano polar.

4 comentarios:

Juana Macías Moreno dijo...

....hasta ahora aprendí lo joven que soy...hay que tener sabiduría para pensar esta frase. Tu vas despierto por el camino de los sanámbulos. Precioso.

Un beso.

silvia zappia dijo...

Mi pequeño de diecisiete,los pétalos caerán pero has plantado semillas en tu almohada.
Estemos atentos a las señales,para saber el final y empezar de nuevo, siempre.
Sos sabio, coincido con mi amiga Lunaazul.

"increíble es la ignorancia desde los pueblos ocultos...la democracia desvanece el fragmento desde la azotea."
Me pongo de pie, y te aplaudo!

Un gran abrazoª

silvia zappia dijo...

Hola amigo! Te espera un regalo en mi blog...te espero.

CeLeS! ~ dijo...

Es duro aprender a respirar y transitar un camino de ojos cerrados.

Me quedé sin palabras. Excelente la fotografía que acompaña!