'Desesperado olía mi almohada, mi ser, mis sentidos, mi fricción. Quise analizar de forma alternativa mi pensar, pero solo conseguía su aroma; su perfume. La melodía se hacia diminuta, lo metalizado era aguachento y a veces tan eléctrico, que distorsionaba mi modo de habla, pero aun así su perfume persistía. El aroma a vida era extensa, su nostalgia brotaba poros, y hondo o recóndito era el sentido sesgado de una desesperación sin albedrío. La niebla se hizo presente, yo un ciego, y tú una anti/olfatista'. 'Somos verdaderos analfabetos al ver la cuantificación de la vida, al ver el parámetro substancial, pero el sentir la naturaleza somos tan consientes que ni ellos se perciben, daremos siempre la muerte, hasta encontrar la solución a tanta analfabetita naturalista.'
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario