...Caigo en mi instinto:

...Caigo en mi instinto:
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Gonzalo Rojas, Contra la Muerte

sábado, 13 de septiembre de 2008

Nazcamos ?

Aun aquí, encuentro territorio, donde las paredes de esta sala, no se distinguen comúnmente, donde las cortinas bañadas de espeso están, como espadas caen al suelo, mas las cenizas de aquel cigarrillo, y veo esta ciudad obscura, donde la luna llena ha de estar, donde la risa del lobo, auspicio deslizante, siento atravesar sobre mis oídos sordos a tu tristeza, luz embarazosa. Veo venir, una par de caras anfibias, por el asombro, ¿quizás de mi piel, o mi boca, oídos o voz? ¿Voz? Suena algo extraño, su sonrisa más bien parece ser irónica, y le alude una mosca en su atisbo. Pero bueno, ahora he descubierto algo extraño en mi sentir, en mi cuerpo; silueta, cadáver o bosque carnero. Siento la sensación de sopor, letargo; sensación oblicua a esta delicia de sala, donde el sonido es monótono, y las palomas hablan como entupidas y maliciosas moscas muertas sobre un feto que les sonríe irónicamente. Pero esto es indicio de un comienzo, quizás sueño, o atmósfera de aliento sublime.

Volveré a dormir (…)
Bah, creí haber dormido, hoy es mi primer día de ausencia, donde veo gaviotas volar desde esta oscuridad abstracta de habitación. Lo raro es, que el olvido se hizo presente en mi cerebro, la neurosis, insomnio, me hizo delirar algo que no recuerdo en lo absoluto, solo recuerdo el toxico aroma a cigarrillo, ese de las monstruosas paredes, donde los quirópteros duermen de noche, y el ornitorrinco tiene cara ambigua.
Como no recordar la llanura en aquella cascada renaciente, llena de vitalidad, que me gustaba tanto. ¿Recuerdo? ¿Cómo?
El sueño es perturbante, quisiera buscar respuesta a tantas cosas. Si solo este árbol hablara, si la golondrina me enseñara a volar, si las nubes encandilaran aquel océano, para así usar aquel paraguas que me regalaste tú, agonía, aquella noche, donde el brillo de las montañas, y el resplandor del sol, engrandecían tanto el orgullo que tengo hacia ti, mi rana albina de luna… Bueno, mejor dejar los soliloquios, y comenzar a comer este arcoiris delicioso. Lo mejor es recordar la aurora, el espesor del crepúsculo renaciente en mi hoguera, donde la natalicia te hace renacer otra vez, decolorar aquel prestigio renaciente en esta púrpura sintética, donde los ciempiés llevan, los microscopios, donde la fantasía se desvanece con cualquier tempestad agonizante.
Como no recordar el arúspice en la avenida, cuando corría hacia mis brazos, ese colosal balancín. Ahora preparo mi mente para la sabiduría, la metamorfosis llego a mí, la cosecha se hizo tangible al espantoso baile de luciérnagas. Gracias cascada, gracias, letargo, árboles, océanos, ciempiés, gracias a ti mi rana albina de luna.

Ahora aquí, viendo el azul del cielo, frente a esta carta encarcelada de sangre y temblorosas manos de porcelana, vuelvo a sentir mis oídos sordos a tu tristeza y esta luz embarazosa hacia mi desprecio. Yo haber reconstruido este dialogo metafórico, amorfito desenlace de voces raras, y estampadas por desprecio y desastres, será remordimiento a las mas profundas caricias, a mi océano desértico bajo la pecera mas profunda de la historia abolenga. ¿Por que yo vivir esta niebla fantasiosa ¿quizás?? ¿Por que vivir yo, esta amnesia transparente al desgaste psicológico?, fatalidad amorfa a una tribu de neuronas combatientes a la locura locuaz que estoy rigiendo, en este resplandor espantoso de una mascara fantasmagórica.

Será la inconciencia, el subconsciente quizás, la locura, el querer recordar y no renacer, esta depresión adolescente, o esta tenuaza mentira interna, y neurótica que me esta matando cada intestino y cada órgano metafísico que reúnen cada gota de sangre, anulada fe hacia ti santa golondrina renaciente y metamórfica mariposa, amiga y espejo a mis pupilas. Quisiste que existiese cada pensamiento depresivo a ti, sentimiento mortal, mortificante.Agonizaré cada sacrificio, perdonare a ti, hormiga omnisciente a cada paso rectangular que dabas, la vez que te miraba, existía la transfusión de oxigeno, pero lo agonizante es el dióxido y el carbono que transmitían mis venas al suicidarte, criatura hermosa y limpia a toda manera de ser. Lagrimas y encanto. Ahora yo, aquí encadenado ante este repínente sacrificio, verdadero, y transitorio, que solo sabe perdonar a esta naturaleza, naturaleza muerta para muchos, para mi viva, vital, y resucitada. Siento ahora el sustento venir de aquella lucecita hexagonal, cada vértice representa algo barnizado por ti, saliva nitrogena y polvoreada con ese rubor magnifico que purificaba cada centímetro de tus labios, como querer recordar ahora, y revivir el momento de mi habla, vista, sentir, y sobre todo oler el polen en tus ala, mariposa y musa de mis encanto. Ahora dormiré un rato, háganme un espacio aquí, en este pedazo de horizonte, donde las montañas son halcones, y la jungla son insecto hijos de ti hormiga, madre y medicina perfecta. Hasta mañana… buenas noches. ¿O vísperas?, será.-

1 comentario:

amaru dijo...

hola, me siento muy cnasada, no he terminado de leer tu texto, pretendo hacerlo otro día, con un poco más de tiempo y menos sueño, los años, la tristeza, me tienen cansada...pero si reflexionara sólo en el título, te diría que no, que muchas gracias, que a esta altura de mi vida, lo único que quiero, es morir, hasta pronto...