SINCRONÍA

Comienzo esto, con un arsenal inmenso de pupilas rotas, junto a mí, un vaso de agua a luz decadente. Pienso en las hojas, en un sauce, en un encanto sicotransparente, pero nada cuadra a este remolino sin cura alguna. Pienso; gritos, un lápiz, plumas sin tinta, más el tic tac de un reloj paranoico de una eufonía ambiente: de un llamado sauce angustioso, siento luego pienso, dicen hojas filosóficas ocaso de omnívoros, ¿piensan?, ¿ríen?,, o los humanos somos mas que una rasa sin cultura. Animales comen animales, como perla quebrada en llantos. Esta la diferencia perfecta de vinos, aroma a distancia, al sulfuro social y una agonía decadente en tormentas vespertinas. Toma, frota, trata el murmuro de una alegría, donde las puertas, paredes, suelo; son espejos, mi cama de piedra, son las cómodas cobijas de unas pestañas imprentas al suelo contaminado, al cuaderno, el cual describa ahora este momento atenúas al sentir, oír el sonido de una rosa fermentada.
Ahora siento, escucho la televisión, persisto el aroma celestial de aire evaporado por la sonrisa de una metamorfosis, por el encanto nocturno de una sinfonía afectuosa que comenta el persuadir de lo más lumínico de este cuarto, pero oscuro a la vez en mi sentir. Se que al leer este cuaderno, sientes las montañas caer a tus pies, el tiempo, sincronía; un flash back al instante de ser, del aire, de fuego en voz poco definida. En mis manos ahora, el libro Rapsodias de una Canto General, como no disolver el color gris en este árbol sacrificado, esta atmósfera de colores tierra, y una morada silueta monótona.

- Mejor, parar esto,
Solo gritos y sistemas inconclusos,
A una inseguridad poco persuadida
Al tiempo y instancia clara.