hacia mi propia cueva como órgano genuino
hallo perfección entre estas paredes sensitivas;
como choques de átomos
simulo explosiones y se desintegra mi alma
—mi yo dentro de mi yo—
inconscientes mis dedos se sumergen entre las olas.
accidentes de pájaros equidistantes
han fatigado mi memoria de galaxia
las luces parpadean como mis ojos inferiores
y mi recto camino acaba siempre en las esquinas.
voy volviendo entre nubes de sangre
sosteniendo mi faro que abre gargantas de flores:
azucenas, dalias, hortensias, melisas y petunias,
y mi boca también como flor de acacia;
hay en mi cuerpo un sonido de saxofón
gritando cual aceitoso estornudo.
están despiertas mis sinfonías:
el fluir de los ríos,
el rugido de mi puerta apolillada,
mi estómago poseyendo mariposas hambrientas.
el seseo de las eses sosiegan
la rítmica de mis mares.
hay suficiente profundidad en este suspiro,
tenebrismo puro, naturaleza muerta.
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