tengo cierto rechazo a las coincidencias,
al encuentro casual del sol con la noche
del mar y la roca y su choque rabioso
le temo a no temerle a nada
a lo vertiginoso
a la lágrima de risa
a la risa de la risa
le temo a la brisa oscura en el día
al edificio
a la nomenclatura de egos
al bostezo antes del almuerzo
temo algún día no saber encontrarme
temo alguna noche no temerle a la enfermedad
al tiempo plantado y suspendido en el espacio
quiero morirme temiéndole a la muerte
con mi respiración al límite
arraigado siempre al camino
al vuelo,
a mi condición de no saber ser ave.
viernes, 26 de agosto de 2016
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