aparecen inundadas mis construcciones
embriagadas en una indecisión metafísica,
en una espera entre hoja y otoño
inmensidad
en una orilla enroscada de mi lago
me esperan las horas enmarcadas en un escena
de ríos y ventrículos veloces de llanto y ruido
aquí dentro. otra vez.
se funde la indecisión del recorrido;
el de la esquina roja del encuentro neuronal
sin miedo al parque y a los niños
se sumen los semáforos incoloros en el cielo
abriendo camino a la inocente reflexión del navegante
vértebras sentimentales de psicóticos guardabosques
han incendiado nuevamente el paraíso de los sublimes
¿acaso la inmensidad no cabe en mis recorridos?
la calle me encierra cual circunferencia
óculo, ¿pertenezco a la ventana?
el ojo infinito
me ha embarcado en mis paisajes infinitos
jueves, 9 de junio de 2016
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