me voy adentrando en las estrechas paredes de un gran lago,
voy observando mi fauna que serpentea con mi alma
en una gloria pacífica de peces carnívoros,
mi espíritu abraza al rostro invisible
despistando a los poetas con cara de poetas
poco a poco el lago se va volviendo inmenso
el sonido de las rocas van envolviéndolo
-siempre el sonido de mi flora endémica-,
como un líquido se ha sumergido
en el líquido oscuro del lago oscuro
no hay sombra alguna;
una luz incandescente de mediodía de verano
parece que bañara las cabezas
mientras un estrecho verde con niños jugando
van atropellando el sonido que hago con la boca.
la atmósfera ha ido recolectando mis átomos
en inmensas sonrisas de parque,
no acostumbro a navegar por las largas avenidas,
hoy un ave me enseñó a volar
sobre las manos de los poetas
hay sonido, demasiado sonido blanco
en un piano con olor a sonido blanco
son los autos.
es la luz
la abstracción
de los pájaros moviéndose
en mi lago de tarde de verano;
eclipsada
lluviosa
nerviosa
domingo, 15 de febrero de 2015
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