Vengo a contactarme contigo
bendito cuerpo encubierto;
te siento machacando las hojas secas de este crudo invierno
porque fuiste un invernista creador de la brisa en mis océanos.
bendito cuerpo encubierto;
te siento machacando las hojas secas de este crudo invierno
porque fuiste un invernista creador de la brisa en mis océanos.
te me acercas en cada riachuelo que pienso
y lo merodeas cual animal protege sus crias de cristal.
merodeas, pero siempre corrompes el tiempo a tu favor,
porque adoras la metafísica de las cosas, y sin saberlo,
porque adoras la metafísica de las cosas, y sin saberlo,
es como si te apoderaras del ritmo quebrantable de mi cuerpo.
Qué sabio fuiste papá, y lo sigues siendo;
porque estas ahí, impregnado en mis venas:
musical, testarudo, científico y poeta,
musicalmente árido y de sol polar y de géiser arrogante.
Este plano estático no nos dio tiempo suficiente,
yo, como una fisura en el viento siempre invisible para ti,
tú, una lámpara siempre encendida.
Te me quedas mirando desde mi centro, desde aquí te poseo,
y me preguntas si te siento merodeando por el patio,
Quiero creer en tus danzas celestiales, en tus horizontes cubistas;
pues, es la fantasía de que el recuerdo y los sonidos atraen esa sonrisa tardía.
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